miércoles, 9 de diciembre de 2009

Queda tiempo.

Cuando alzo la voz, nadie me escucha. Sigo gritando, pero nadie consigue prestarme atención. Entonces, cuando la oscuridad parece venir hacia mi puerta, ya tengo la voz extinguida. Ya no podré gritar más, ya no conseguiré que alguien acuda a mí. Pero en el momento más inesperado, puedo ver una mano ante mí. Y después, aparece otra, y otra. . .

¿Por qué, cuando ya no tengo voz, cuando estoy al límite, aparecen?

Es algo que aún que necesito comprender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario